Llego con lluvia
y encuentro refugio en este pueblo vacío.
Es sólo un aguacero de verano y, aunque ahora arrecia,
pronto escampará.
Como una cáscara de piedra
se alza en memoria de las vidas anónimas
que allí trenzaron sus sueños, sus amores,
también sus desdichas.
también sus desdichas.
Paseando por sus calles
vuelve a mí, una vez más,
esa sensación de soledad sonora,
la extraña belleza de la desolación,
la implacable victoria de la humedad y los saltamontes.
La convicción
de que algunos pueblos abandonados
de que algunos pueblos abandonados
no están deshabitados del todo.
Porque hay pueblos que necesitan personas
Porque hay pueblos que necesitan personas