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sábado, 31 de mayo de 2014

Salud y memoria












































Quiero agradecer la invitación de la Comisión Cívica para la recuperación de la Memoria Histórica de Alicante cuya labor es tan encomiable como necesaria.

Sumarnos al acto es algo que a Charli Moreno y a mí nos ha llenado de orgullo, colaborar en honrar una memoria que dignifique la historia.

Esta mañana, en la plaza del Mercado Central de Alicante, el tiempo y la autoridad han respetado la palabra y la emoción. Y allí nos hemos juntado para homenajear a nuestros conciudadanos, para recordar a los nuestros: las más de trescientas víctimas del bombardeo fascista contra la población civil en el Mercado Central aquel 25 de mayo de 1938.

Y para ello, hemos juntado dos canciones sobre dos mayos distintos. Uno trágico, que ha permanecido setenta años ignominiosamente olvidado. Y el otro, un mayo más reciente, que no se acaba desde hace tres años. Cuando empezábamos a sacudirnos el miedo.


¡Salud y memoria!


Fotografía: Pepe Gil - Akraimagen-

sábado, 10 de mayo de 2014

Carlo Campagnolo












El baterista italiano, de pocas palabras, porque tampoco se le iba a oír mucho si hablara por entre los tambores y los platos, tiene un algo de película de Fellini, sobre todo cuando la banda ensaya en verano y él va con una camiseta de tirantes neorealista y uno se lo imagina en blanco y negro, almorzando en silencio como un campesino y riendo a la hora del postre, que siempre consiste en fruta. 
En el escenario, cuesta un poco verle, aunque se le escucha enseguida, claro, un poco al revés de lo que ocurre con el rayo y el trueno, pero resulta de una belleza violenta y contundente contemplar esa especie de gimnasia acústica, esa marcha implacable como de galeote enloquecido. 
Campagnolo, el baterista italiano, toca, sí, como un ángel rural de Passolini que ha aprendido un poco de jazz.
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Qué suerte tengo de conocer un hombre de corazón generoso como el de un buen anarquista y honesto hasta con su propio apellido. Lo conocí hace ya más de diez años en su casita del camino de las parras y su sombra me ha cobijado todo este tiempo. No sólamente a mí, bastantes músicos de distintas tendencias tuvimos en aquella casa nuestro lugar de ensayo. 

Entre huertas, olivos y jardines, Rex y Pablo se miran de reojo. A un lado, una escalera de madera asciende y se abre paso entre gatos y selvas de jazmín.