Conjeturas en tres por cuatro. Ternarios palos de ciego.
Admirar una roca como deseo de serlo todo y para siempre.
Hasta entonces había creído en las noches sin miedo y en su sonrisa plateada. Que había dos cuerpos con alas asombrados en sus lechos.
De pronto las personas de ojos azules, como nubes de un día sereno, empezaron a desaparecer.
Vida de las piedras
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